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El frío que llega hasta los huesos, las zapatillas empapadas, el agua que se escurre por los pantalones y que- aunque ya no estes pisando una posa- sigue subiendo cada vez mas hasta llegar casi a tus rodillas. Los amables automovilistas santiaguinos que, sin importarles que la gente tenga que ir al trabajo o a la Universidad, pasan -definitivamente quebrantando la ley- a más 60 km/hr, lo más cerca posible de la vereda y donde hay más agua, creando una gran ola de lluvia, con tierra y con todos los deshechos que ellos mismos arrojan por las ventanas de sus vehículos. Una agradable experiencia para los simples peatones, es como estar en la playa... igual de adrenalínico, igual de divertido, todos arrancan cuando se acerca una micro, tal como si estuvieran en Viña en plena Avenida Perú, arrancando de las olas cuando sube la marea.
Algunas personas creen que es karma, yo no creo en eso, sólo que tal vez algunos días no somos tan afortunados y justo cuando llueve, hace frío, te mojan en la calle y decides tomar el metro para llegar más rápido a tu destino, el moderno transporte de nuestro Chile se demora 5 minutos por estación, y -como si fuera poco- va lleno... como si fuera una lata de sardinas. Luego, camino a la clínica -porque por supuesto que me resfrié por las agradables condiciones de nuestro invierno- recuerdo que la entrada ya no es por donde mismo, están remodelando, tuve que caminar 5 cuadras extras para llegar al mesón para sacar el bono y que la recepcionista me dijera "espéreme un momento señorita, en seguida vuelvo", un en seguida que duró 15 breves minutos! ¬¬
En resumen, faringotraquitis... que significa eso, ni idea, sólo se que debo tomar remedios y realizarme, nuevamente, una serie de exámenes...
Mi vida sería mucho mejor si el invierno no existiera :P