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Te miré desafiante. Pude ver en tus ojos que no comprendías mi angustia. Intenté robarte las palabras con la mirada, pero fue inútil. Es como si no me entendieras, no nos comunicamos. Quisiera que nuestro lenguaje fuera mudo, pero mis intentos son inútiles! No comprendo tus gestos ni tú mis miradas. ¿Estaremos perdiendo el tiempo? A veces me gustaría pensar que sí, cuando estás lejos, cuando no te veo. En esos momentos "casi" te olvido. Pero luego te acercas, me miras, me hablas... siento tus manos y caigo otra vez. Que débil! lo sé! Pero no lo puedo evitar. Es que quizás el silencio no nos favorece, pero cada palabra dicha, y cada tacto sobre mi piel me estremece. Los nervios me carcomen por dentro cada vez que te acercas. Se esboza una sonrisa cada vez que me miras, cada vez que sonríes y cada vez que me hablas. Te miro desafiante. Te digo que no, con toda mi convicción. De mi boca sólo surgen negativas, pero mis actos me contradicen. Es como un imán. Nuestros brazos se entrelazan sin pensarlo y nuestros labios se encuentran en un beso, que bien quisiera fuera eterno. En ese momento derrumbas toda mi intención. Mi mirada desafiante se transforma en una mirada cariñosa y dulce. Es inevitable. Te lo dije antes. Puedo ser impredecible, cambiante... extraña al fin.

"Cada vez te entiendo menos", me dices con desilusión. Pues lo siento. Muchas veces ni yo misma me entiendo. No pretendo que tú lo hagas, sólo acéptame, tal como te acepto yo... indeciso, tímido y silencioso.

"Te..." Sólo eso alcanzaste a decir antes de que mi mirada te inundara de miedo. No quise hacerlo, no quise coartarte... es más, esperaba que dijeras algo -aunque yo bien sabía que no podría contestarte- algo que apaciguara la tensión y el frío aire que corría entre nosotros. Me miraste con tus grandes ojos, llenos de un sentimiento indescifrable. Sonreíste, pero yo entendí que tu sonrisa no reflejaba más que tristeza y confusión. Te miré cálidamente, esperando que entendieras el mensaje que con palabras no podía expresar. No fue así. No cambiaba la expresión de tu rostro. Tus ojos comenzaban a cristalizarse y tu mentón tiritaba. "Qué era lo que ibas a decir", te pregunté con cautela. Sin pensarlo dos veces alejaste la mirada. Esquivo y atemorizado decidiste afrontar la situación. "Te.... te... " y silencio otra vez. Tenía ganas de decirte algo yo, para que pudieras liberar lo que atoraba tu garganta. Pero cómo engañarte sólo para conseguir lo que quiero? Lo siento pero no pude hacerlo. No pude mentir, no supe mentir.
El silencio era atemorizante. La distancia entre los dos era palpable, indiscutible. "Quiero que sepas que te quiero..." No podía creer lo que había escuchado. No sabía que responder. Aún no se que responder. Te miré con los ojos atentos, sorprendidos y conmocionados. No comprendo si lo que siento es emoción o rabia. Si quiero acercarme o huir. No quisiera confundirte pero creo que es tarde. Quizás habría sido mejor si nuestra conversación hubiese terminado en "Te...."

Alguna vez te ha pasado que sientes que se te va el tiempo y no has hecho nada de lo que te propusiste cuando joven? Pues a mi no, sin embargo últimamente siento que el tiempo es escazo y que mis planes son masivos! Que defraudante la sociedad (sociedad, una palabra "prostituida" por todos nosotros para culpar a este ente de nuestras falencias) que determina las edades en las que debemos cumplir ciertas "etapas" -otra vez determinadas por la misma sociedad. Estoy de acuerdo en que tenemos que estudiar, pero estudiar 10 años para luego estudiar 5 mas, para luego trabajar y recién luego de varios años de trabajo estable (sin considerar todo el tiempo que nos demoramos en encontrar un trabajo digno!) luego de VARIOS años recién podemos comenzar a concretar metas. Viajar, vagar, tomar clases de pintura! Quién sabe qué sueños tiene cada persona. Lo único cierto es que no hay tiempo suficiente!
Vivir en un mundo tan grande, donde hay mínimo 7 maravillas que ver! y no tener el tiempo de verlo todo, es frustrante de verdad. Hoy me encuentro pensando, replaneando, todos los días, re-evaluando prioridades. ¿Por qué tengo que dejar de hacer una cosa que me gusta para hacer otra? ¿Por qué no se puede hacer varias cosas simultáneamente? Me gustaría tener 30 años más de juventud para poder realizar todos mis proyectos plenamente. Pero como no tengo la fórmula de la juventud eterna -si alguien la tiene por favor que me la de!- como no tengo doble que me reemplace en alguna de mis actividades, no me queda mas remedio que definir mis prioridades. Entonces, ¿qué quiero más en la vida, viajar, estudiar, tener familia, bailar? Sinceramente NO LO SE! Lo quiero todo! soy una persona ambiciosa, lo sé! Pero el humano no es nada sin ambiciones y sería mucho más si sólo hubiera más tiempo!

Tal vez es mi imaginación sabes?, suelo confundir a las personas, claro que con alguien como tú es muy difícil equivocarse. No es que tengas nada fuera de lo común por el lado físico, no es eso. Creo que sientes lo mismo que yo. Hoy cuando te ví supe que te conocía, no necesariamente que había hablado contigo, pero sí que te conocía. Fue algo extraño, no es magia, yo no creo en la magia. Tampoco diré que te conozco de vidas pasadas, porque la verdad no recuerdo ni lo que hice ayer, pero cuando te acercaste a mí sentí algo extraño, como esa típica sensación que se siente cuando algún familiar o algún amigo esta acercándose. También noté que me mirabas, recordé los recreos en el colegio cuando algún niño de un curso más arriba me miraba y yo me daba cuenta con anterioridad. Es algo raro que tenemos las personas, no sé si realmente percibimos que nos están mirando o es que sólo notamos a quienes nos gustaría que nos estuviera mirando. Sólo se que me miraste y que yo te miré...
Pero quería preguntarte, tal vez es un poco directo de mi parte. ¿Te conozco? yo siento que sí, pero de ese día en que nos miramos ha pasado mucho, han pasado años y aún no estoy segura de la respuesta a esa pregunta. Entonces dime, tú crees que después de todo este tiempo, de todo lo que hemos vivido, de felicidades y traiciones, confianza y deslealtad... luego de todos los percances y los momentos inolvidables que vivimos juntos, ¿te conozco realmente? porque intento pensar en todo lo que sé de tí y tu historia la conozco de memoria, sé a que colegio fuiste, qué te gusta hacer, qué estudias hoy, todo... sé todo y mucho más. Pero nunca dejas de sorprenderme, realmente me gustaría que las sorpresas fueran siempre agradables, pero ya me acostumbré a que no puedo esperar mucho de tí. El amigo, el ex amor de mi vida, mi ex confidente y mi ex todo, a quien le entregué todo y mucho más. Sí, a tí te pregunto, ¿te conozco? tal vez no, tal vez sólo eres una persona a quien yo creé. Si así fuera me gustaría conocerte, me gustaría conocer cómo eres en realidad, pero es muy difícil, ya que no hablamos...

No lo sé, sólo sé que hoy cuando pasaste por mi lado sentí que te conocía, pero luego -al verte caminar lejos de donde yo estaba- me di cuenta de que sólo eras un extraño.... un extraño más entre tantos.

El frío que llega hasta los huesos, las zapatillas empapadas, el agua que se escurre por los pantalones y que- aunque ya no estes pisando una posa- sigue subiendo cada vez mas hasta llegar casi a tus rodillas. Los amables automovilistas santiaguinos que, sin importarles que la gente tenga que ir al trabajo o a la Universidad, pasan -definitivamente quebrantando la ley- a más 60 km/hr, lo más cerca posible de la vereda y donde hay más agua, creando una gran ola de lluvia, con tierra y con todos los deshechos que ellos mismos arrojan por las ventanas de sus vehículos. Una agradable experiencia para los simples peatones, es como estar en la playa... igual de adrenalínico, igual de divertido, todos arrancan cuando se acerca una micro, tal como si estuvieran en Viña en plena Avenida Perú, arrancando de las olas cuando sube la marea.
Algunas personas creen que es karma, yo no creo en eso, sólo que tal vez algunos días no somos tan afortunados y justo cuando llueve, hace frío, te mojan en la calle y decides tomar el metro para llegar más rápido a tu destino, el moderno transporte de nuestro Chile se demora 5 minutos por estación, y -como si fuera poco- va lleno... como si fuera una lata de sardinas. Luego, camino a la clínica -porque por supuesto que me resfrié por las agradables condiciones de nuestro invierno- recuerdo que la entrada ya no es por donde mismo, están remodelando, tuve que caminar 5 cuadras extras para llegar al mesón para sacar el bono y que la recepcionista me dijera "espéreme un momento señorita, en seguida vuelvo", un en seguida que duró 15 breves minutos! ¬¬
En resumen, faringotraquitis... que significa eso, ni idea, sólo se que debo tomar remedios y realizarme, nuevamente, una serie de exámenes...
Mi vida sería mucho mejor si el invierno no existiera :P